18 Ago Interpretación médica y mediación intercultural
ENTREVISTA A LUCÍA LARA
Hoy tenemos con nosotros a Lucía Lara, licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad Pontificia Comillas y especializada en interpretación médica y mediación intercultural. Trabaja en reproducción asistida desde hace cinco años, acompañando a pacientes que acuden a España desde países de todo el mundo, para realizar tratamientos de fertilidad. Además, se ha graduado este año en Psicología por la UNED y ha publicado por Amazon su primera novela (la cuarentena ha dado para mucho). Muchas gracias por acceder a participar en esta entrevista.
Conociendo a Lucía
¿Siempre quisiste ser traductora o dedicarte al mundo de la Traducción e Interpretación?
No, en absoluto. Lo primero que quise ser fue trapecista. Después vino una lista interminable de profesiones y ya en Bachillerato dudaba entre estudiar Periodismo, Derecho o Psicología. Nada me convencía del todo y descubrí la carrera de Traducción e Interpretación en unas jornadas informativas, pocas semanas antes de selectividad.
¿La carrera de Traducción e Interpretación se ajustó a tus expectativas? ¿Era lo que esperabas?
Se ajustó bastante a mis expectativas. Asistí a unas jornadas de puertas abiertas en las que pude hablar con varios profesores, visitar las cabinas, aulas… También recuerdo que la tarde de antes del primer día de carrera, me invitó a merendar una amiga que cursaba el tercer curso y me contó todas las curiosidades con mucha ilusión. Esa misma noche, vi la película “La intérprete”, por lo que llegué a clase con muchas ideas en la cabeza.
¿Qué es lo que más te gustó de la carrera y por qué?
Es difícil escoger una cosa porque disfruté muchísimo de los cuatro años de carrera. Así que creo que me voy a quedar con dos. La primera serían las clases de interpretación. Lo elegí como especialidad por lo que me pasé casi todo cuarto curso interpretando en cabinas o haciendo consecutiva con oradores nativos y profesoras con mucha experiencia. Puedo decir que eran clases emocionantes y nos motivaban para leer toda la prensa internacional y practicar en cualquier momento. El segundo aspecto, aunque suene un poco cursi, serían mis amigas, que siguen siéndolo hoy. Hicieron que me riera mucho y que me sintiera acompañada en todo momento.
¿Crees que nos prepara de manera adecuada para el mundo profesional?
Yo creo que Traducción e Interpretación es una carrera muy práctica y que los profesores hacen lo posible para prepararte para el mundo real. No obstante, pese a los testimonios de expertos y las prácticas, nunca se puede estar 100 % preparado para la vida adulta.
¿Crees que la población en general entiende lo que significa o implica estudiar o dedicarse al mundo de la Traducción e Intepretación?
Creo que la población en general no está familiarizada con nuestra profesión. Confunde ambos términos o asocia la interpretación con el arte dramático. Todos los que hemos estudiado Traducción e Interpretación hemos tenido que escuchar alguna vez en la discoteca “Entonces, ¿vas a ser actriz?”, a veces inventándonos respuestas de lo más divertidas. Sin embargo, sí que he notado mayor conocimiento en torno a nuestra profesión en los últimos años, quizás por las empresas en las que he trabajado o porque la sociedad está evolucionando de alguna manera.
¿Cómo fueron tus primeros pasos en el mundo profesional?
Creo que nuestros estudios te abren un enorme abanico de posibilidades. Cualquier puesto de trabajo que requiera idiomas y capacidad de aprendizaje puede ser una oportunidad. En mis ocho años de carrera profesional (descontando las prácticas de la universidad) me he movido por distintos vericuetos. Antes de entrar en el mundo de la reproducción asistida, estuve en París con la beca de Auxiliar de Conversación, como tantos otros, pasé por una empresa de traducción y por una agencia de comunicación. También trabajé como becaria en el Centro Español de Metrología, donde pese a traducir fórmulas matemáticas y familiarizarme con todas las unidades de medida internacionales, no me aburrí en absoluto. El problema, o la cuestión, es que siempre me han interesado cosas muy distintas y creo que esto es una característica que tienen en común muchos traductores.
Interpretación médica
¿Por qué te acabaste especializando en el campo de la interpretación médica?
En cuarto de carrera hice mi tesina sobre el traductor como mediador intercultural en el ámbito sanitario. Es una rama que siempre me ha atraído mucho, pero tenía la idea de que los intérpretes médicos solo estaban en hospitales de la costa y tenían que hablar árabe, noruego, ruso y mandarín. Unos años más tarde, me llegó una oferta de trabajo de una clínica de reproducción asistida en la que buscaban un intérprete-mediador que hablara inglés, francés e italiano (precisamente mi combinación de idiomas).
¿Puedes contarnos brevemente en qué consiste tu día a día en el trabajo?
En mi clínica somos un equipo de seis intérpretes, y en la sede de Alicante son quince. Esto lo cuento para que os hagáis una idea del volumen de pacientes extranjeros que viajan a España para acceder a tratamientos de medicina reproductiva. Mi trabajo se divide en una parte virtual (por email, teléfono o Skype) y una parte presencial. Cada día suelo ver a unas dos o tres pacientes que acuden a la clínica desde su país de origen para realizar una primera consulta o someterse al tratamiento. Como el resto del personal (médicos, biólogos, enfermeras…) no habla su idioma, las acompañamos tanto a consulta como a laboratorio, al departamento de cobros o a quirófano, para eliminar la barrera lingüística.
¿Alguna anécdota, situación o mal entendido digno de mención?
A veces suceden anécdotas por diferencias culturales muy dignas de mención. Simplemente entre las pacientes parisinas y del sur de Italia puede haber diferencias muy marcadas. Y si nos vamos a países árabes o africanos, las historias abundan mucho más. Por ejemplo, es muy común que los pacientes magrebís intenten regatear en el departamento de cobros. A mí me da una vergüenza tremenda tener que traducir estas conversaciones, pero lo cierto es que forma parte de su cultura. Una vez una paciente nos contó que había vendido todas sus vacas para pagar el tratamiento, se fue sin pagar una parte y para la sorpresa de todos, volvió meses más tarde, embarazada y con el dinero que faltaba en metálico.
¿Qué es lo que más y menos te gusta de la interpretación médica?
Me gusta mucho entrar a quirófano y tranquilizar a la paciente en medio de anestesistas, médicos y enfermeras. A veces me siento como su cómplice. También me gusta mucho cuando hay que interpretar buenas noticias. Lo que menos me gusta en realidad va más allá de la interpretación médica, y es tener que asumir funciones que no nos deberían corresponder. Los médicos confían mucho en nosotras y a veces dejan en nuestra mano asuntos que van más allá de nuestra competencia, o permiten que hagamos de segundo filtro, evitando errores de mayor o menor gravedad. Aunque a veces tenga que dar una información médica que no debería ser mi responsabilidad, solo lo hago si estoy completamente segura.
¿Cuál es el proyecto más difícil al que te has enfrentado?
Muchas de nuestras pacientes llevan un recorrido muy largo a sus espaldas y al pasar por más fracasos pierden un poco los nervios y pueden llegar a ser maleducadas o adoptar un tono agresivo. Cuando estoy realizando mi trabajo lo mejor que puedo y recibo este trato, lo cierto es que me sienta muy mal. Me enfada. Pero he aprendido que son precisamente estas pacientes las que necesitan más atención y que nos paremos a escucharlas con especial cariño para recuperar su confianza.
¿Qué habilidades consideras fundamentales para ser un buen intérprete?
Yo creo que es fundamental entender bien el mensaje para trasladarlo correctamente. Son indicaciones muy importantes en las que no debería haber errores, y para ello, a veces, cuando estamos interpretando o poniendo unas indicaciones por escrito, hay que parar al médico y pedirle que aclare el protocolo o idea. Otro aspecto clave en este sector es la empatía. No es que haya que llevarse las malas noticias a casa y dejar que te afecten en exceso, pero para que haya conexión con estas pacientes es importante entender por lo que están pasando. Algunas de ellas han sufrido varios abortos, tienen una historia de búsqueda de embarazo de más de diez años por diversos países, y el simple hecho de ser capaces de recorrerse solas medio mundo para tener acceso a nuestras técnicas ya las hace merecedoras de todo el respeto del mundo.
¿Qué recomendaciones o consejos darías a las personas que están empezando?
Les diría que no tengan miedo de preguntar, tanto a los expertos en medicina como a los compañeros traductores. Y que se empapen de literatura científica. Al principio puede parecer muy complicado, pero tenemos la suerte de que el lenguaje médico no varía mucho entre distintos idiomas. En mi campo, por ejemplo, la palabra “útero” se dice igual en español, italiano y portugués, mientras que en inglés y francés cambian un par de letras.
Una escritora empedernida
También eres escritora, ¿siempre te gustó? ¿guarda algo de relación con la Traducción y la Interpretación?
Mi pasión por escribir empezó en el colegio, con los deberes de escritura creativa que nos mandaba la profesora de inglés y un concurso de poesía que gané con trece años. Por supuesto, creo que guarda una importante relación con la Traducción e Interpretación. Al fin y al cabo, ambas disciplinas consisten en poner la palabra exacta en el momento preciso.
El libro de Lucía se titula «Todas las cosas buenas» y narra la historia de cuatro amigas de una generación reciente, que crecen juntas y aprenden a enfrentarse a las adversidades que se van presentando.
¿Podrías dejar una pregunta para nuestro siguiente profesional entrevistado?
Cuándo empezaste la carrera, ¿te imaginabas una salida profesional como en la que has acabado?